Mira que Bleach nunca ha sido
un manga que destacara por tener un argumento demasiado complejo. Ni lo hará
nunca. Pero éste tomo 51 me ha descolocado ligeramente porque no me acordaba
casi de nada de lo que había pasado en ésta última saga.
No sé, ésta especie de reset
en cuanto a villanos y poderes me ha pillado desprevenido, y no consigo acabar
de acostumbrarme a dejar atrás lo que ha sido el pan de cada día hasta el
momento: las zampakuto.
El tomo en sí no está mal del
todo, hay entrenamiento a tutiplén, aparece el malo, parece que hay algún poder
oculto, Ichigo progresa… pero sigue siendo lo mismo con distinto envoltorio, y
al no contar demasiado (igual es que tampoco hay más que contar, que no lo
descarto) te deja un poco frío.
Y eso que el 50 me gustó y
creí que la cosa mejoraría. Iluso de mí.
Qué se le va a hacer, al menos
no es ese bodrio sin sentido que fueron las batallas contra los arrancar.
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