En su momento, mientras
empezaba ésta serie y veía lo fresca y divertida que era, me extrañaba
muchísimo que la hubieran cancelado en tan sólo tres temporadas de 10
capítulos.
Y 10 capítulos de veintipocos
minutos, tampoco os creáis que eran larguísimos.
Ahora, con la tercera y última
temporada de la serie ya más que vista, entiendo que tampoco alargaran más.
Porqué? Pues porque estaban ya
un poco sin ideas, y pese a quedar más de un cabo suelto, se me antoja
innecesario seguir con una serie que ya es evidente que ha dado todo lo que
podía dar. Que sí, que en diez capítulo más en la misma línea lo hubiera pasado
bien igual, pero que es de esas series que las acabas y tampoco es que haya
cambiado nada.
Ésta tercera temporada la
tenemos dividida en dos partes.
La primera en la que aparece
un competidor como prostituto que empieza a quitarles clientas, y la segunda en
la que el negocio funciona bien y han captado al chaval para que trabajo con
ellos.
Un par de personajes nuevos,
momentos más bizarros si cabe, la desaparición práctica de los hijos y del
instituto… una serie de pasos para intentar revitalizar una serie que ya estaba
acabada.
Mira que cuando la empecé
estaba entusiasmado, pero ahora, visto lo visto, pasa a ser una comedia adulta
más, con un buen arranque, grandes momentos, pero que no acaba de explotar todo
lo que tiene entre manos.
Una pena, porque Hung podía
haber dado mucho de sí.
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