Y se acabó. Con éste libro dejo
atrás la primera colección de libros coleccionable que compré en su momento, y
lo hago con dos autores que me han acompañado a lo largo de los años y una de
sus múltiples trilogías.
Se me hace raro saber que he
acabado, al fin, han sido decenas y decenas de libros los que componían ésta
colección; unos mejores otros peores, pero en general todos entretenidos.
Y acaba también la trilogía de la
Rosa del Profeta, una saga distinta por ambientación, pero que guarda elementos
comunes con otros libros del género.
Veamos pues, que nos trae el
Profeta de Akhran.
Historia: Las tribus
del desierto están vencidas y desesperadas, el emir Gannadi sostiene una guerra
fría de poderes con el imán, Meryem sigue intrigando y seduce a Achmad, hermano
del califa Kharman, y los dioses se reúnen, sin éxito, para dilucidar su propio
conflicto. Así abandonados por los inmortales, Khardan, Zohra, Mathew y Auda
ibn Jad, el Paladín Negro de Zhakrin que se ha unido al califa mediante un
juramento de hermandad, hacen un largo y accidentado viaje hasta el Tel, lugar
dernasentamiento de las tribus nómadas. Mathew está a punto de morir en
Serinda, la antigua Ciudad de la Muerte. A su llegada a los campamentos del
desierto, Khardan logra reivindicarse ante su pueblo y es nombrado Profeta de
Akhran; a partir de ese momento, las aventuras y situaciones comprometidas se
suceden una tras otra, siendo la magia uno de los elementos fundamentales para
la consecución de los propósitos de los protagonistas. Finalmente, la Rosa del
Profeta ha florecido y la Gran Guerra entre los dioses y los hombres toca a su
fin. Con ella se ha demostrado que el destino de los humanos está en manos de
las divinidades pero que también éstas sufren las consecuencias de las acciones
de sus criaturas.
Si el primero se hacía
entretenido y novedoso por el tema de los Dioses y su Djinn, así como una
ambientación digna de las mil y una noches; y el segundo pinchaba ligeramente
al entretenerse demasiado en ciertos aspectos. En éste tercero tenemos un poco
de cada.
Los protagonistas humanos están
destrozados y sin un rumbo fijo; un grupo que quiere encontrarse con su gente,
pero que para hacerlo deberá hacer una travesía por el desierto, y que una vez
acabada deberá enfrentarse al mayor ejército que el mundo ha conocido.
Y de otro lado están los Djinn,
que tras recuperar la libertad han iniciado una guerra en los cielos contra
Quar y su todopoderosa mano derecha.
Así, a priori parece una trama
más que interesante, pero la resolución de la misma flojea demasiado. Del lado
humano porque se da demasiada bola a los sentimientos del trío protagonista
(que en cierto modo, es el eje sobre el que gira todo); pero sobretodo porque
desde el punto de vista de los Djinn la cosa queda un poco descafeinada.
Digamos que hay buenas ideas y
buenos momentos, pero que el global queda un poco corto. Sobretodo cuando nos
fijamos en el final, que ni es final ni es nada, y que deja todo lo que ha ido
calentando tan abierto que casi te cabreas y todo.
Por lo menos el triángulo amoroso
queda resulto, pero el destino del pueblo y de los personajes quedan en el aire
y a la interpretación del lector.
Vamos, que si normalmente éstos
dos autores son famosos por acelerarse en los finales y no tomarse su tiempo,
en éste se han pasado ya de frenada.
Pese a ello, el viaje es lo
suficientemente interesante como para mantenerte leyendo hasta el final.
Personajes: En éste tercer libro los secundarios pierden
protagonismo y se centra incluso más en unos pocos elegidos. Vayamos con ellos.
Khardan: El hombre que parece ser la última esperanza de su pueblo
no tiene claro qué hacer cuando se encuentre con él; de hecho no sabe qué hacer
ni respecto a sus sentimientos para con su Dios y su mujer. Al menos se aclara
hacia el final.
Zohra: Ésta mujer de temperamento fuerte y cabezonería casi
legendaria recupera parte del carisma que había perdido, siendo mucho más
importante y evolucionando en su forma de verse a sí misma y a los demás.
Vamos, que madura.
Mateo: El chico perdido parece que encuentra también su lugar al
lado de Zohra y de Khardan, además de congraciarse consigo mismo. Un personaje,
en mi opinión, muy bien construido, pero algo desperdiciado.
Dioses y Djinn: La guerra en los cielos involucra a un montón de Dioses
y djinn/ángeles/demonios. Y pese a ello salen muchísimo menos de lo esperado.
Sólo el temible Kraug y el ingenioso Pukah tienen algo de carisma (sobretodo el
último); porque los demás están ahí para hacer bulto.
Auda: El Paladín Oscuro acompañará a Khardan y a los suyos, y
aportará un punto de vista muy distinto al de los seguidores de Akhram. Otro
personaje que ha ido evolucionando con el tiempo, pero al menos éste no ha
sufrido altibajos, y mantiene todo su carisma intacto.
Del lado de Quar: Los ejércitos mortales de Quar y sus seguidores
son los malos a batir en la novela. Encabezados por el cabeza de la iglesia, un
fanático que arrastra multitudes y que ha declarado la guerra santa contra las
gentes del desierto.
Luego, ya más centrados están el
amir y Achmed. El primero es el general que dirige los ejércitos de Quar, pero
contrariamente al dirigente de la iglesia (Feisal) tiene los pies en el suelo,
y piensa de forma más terrenal. De hecho es un hombre al que se puede
comprender pese a estar en el lado en el que está.
Y para acabar está el ya nombrado
Achmed. Hermano de Khardan y hombre de confianza del amir. Un hombre que ha tenido
una crisis de fe y que se ha rehecho bajo un hombre que le ha dado el afecto y
confianza que necesitaba.
Hay unos personajes más,
secundarios que han perdido todo peso (como los padres de los protagonistas o
la concubina), pero se han convertido en meros fantasmas de lo que fueron,
siendo su presencia casi testimonial y de relleno.
Opinión personal: A medio camino en lo que a calidad se refiere
entre la primera y segunda novelas de la saga, no acaba de hacerle justicia a
lo que ésta trilogía podría haber sido.
Tiene elementos suficientes como para ser atrayente: su ambientación,
diversidad de dioses y de caracteres, batallas, magia, amor, aventuras… y todo
tratado con el peculiar sentido el humor que saben imprimir los autores a sus
obras.
Pero quedan como una obra muy menor dentro de su ya extensa bibliografía.
No tiene ni el carisma ni las sorpresas que pudieron tener la Espada de Joram,
la Puerta de la Muerta o sus novelas de la Dragonlance. Y eso que en más de una
ocasión tienes la sensación de estar metido en cualquiera de esos mundos
gracias a los personajes y sus problemas.
El principal problema que le veo al libro es que el crescendo prometido
queda muy descafeinado, siendo la guerra entre dioses apenas una nota al margen
y un ligerísimo juego de ingenio con un bruto bastante tonto.
Y en el plano mortal tres cuartos de lo mismo: los personajes sufren un
viaje de autodescubrimiento y una serie de aventuras para dejarlo todo
dispuesto a una batalla final de la que no sabremos el resultado.
Lo mejor es que en el plano personal quedan las cosas resueltas, pudiendo
tomar la trilogía como una historia de amor con el trasfondo de la guerra entre
dioses y humanos.
Se deja leer y puede gustar a todos los públicos, pero está lejos de
grandes exponentes más modernos del género (como Nacidos de la Bruma) o las ya
nombradas obras de los mismos autores.
Simplemente se queda como una trilogía más dentro de un género que tiene
trilogías de ésta calidad para aburrir.
Valoración personal: 7,4
PD: Creo que si lo hubiera leído hace 10 años le hubiera puesto fácilmente un punto más, pero la gente cambia, y está orientado hacia un público con mucho menos bagaje en el género.
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