Hoy os traigo el octavo tomo
de Inuyasha, ese manga de Rumiko en el que un medio Yokai y una chica de
nuestro tiempo tendrán que buscar los fragmentos de una perla con poder
suficiente para volver humano completamente al protagonista.
En éste tomo tenemos luchas
contra un pringado, con el final de un tramo de la trama y la presentación
(visual) de un nuevo malo recurrente: aquél que separó a los enamorados
cincuenta años atrás.
Y luego pasamos al cuerpo sin
alma de la antigua enamorada de Inuyasha, que no se sabe muy bien porqué, pero
sigue dando vueltas por el mundo. De un lado come almas de las difuntas,
mientras que por el otro es capaz de tener un comportamiento normal para con
unos niños.
Me ha dado la sensación de que
estábamos ante un tomo de transición, en el que se han tocado algunos temas de
la trama principal, pero sólo de forma superficial. Lo único que parece haber
avanzado un poquito es la relación entre los protagonistas (pese a ese típico
final de dormirse cuando te cuentan algo importante).
Entretenido y bien hecho.
Invita a seguir con la historia.
Y no sé si ha sido cosa mía, pero el dibujo me ha gustado más en éste tomo que en los anteriores, y no sabría decir bien porqué...
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