Del catorce al quince dos años
y medio, pero del quince al dieciséis una semana. Sí, no quería dejar pasar más
tiempo para ver cómo terminaba todo el tema del Imperio de Bandakar, los
Pilares de la Tierra y el Transpondedor.
Vayamos pues con el Imperio de
los Vencidos.
Historia: Con El imperio de los vencidos Timun Mas
alcanza la décimosexta entrega de una de las sagas de fantasía de mayor éxito
de todos los tiempos.
En su lucha por convencer al
imperio de Bandakar de que se libere del yugo de la Orden Imperial, Richard
resulta envenenado por uno de sus habitantes. Mientras el veneno consume su
vida y su don le produce atroces dolores, Richard deberá enfrentarse a un ser
maligno que parece conocer todos sus movimientos y que, por si eso fuera poco,
le ha arrebatado a Kahlan.
El tiempo se acaba. O bien el
don o bien el veneno acabarán matándole y él debe encontrar y liberar a Kahlan
antes de que eso suceda.
La trama sigue por el mismo
punto donde lo dejó el libro anterior, no en vano eran el mismo libro originalmente.
Así, con Zedd capturado y Richard a punto de morir es como la cosa comienza.
Por un lado está la trama de
Zedd, que sale poco pero que se hace más interesante, por aquello de estar
cerca de la acción. El mago intenta ganar tiempo antes de tener que revelar un
gran artefacto mágico a la Orden Imperial, y cree que se está volviendo loco
por momentos.
Y luego está todo lo que pasa
en Bandakar. Allí, Richard intentará abrir los ojos a una gente que se deja
avasallar basándose en unos retorcidos principios de no violencia. Lo peor son
las grandes disertaciones filosóficas que se marca para convencerles, que no
son ni de lejos tan inspiradas como lo eran al inicio de la saga (y son
repetitivas a más no poder).
Así, con un pequeño grupo de
hombres intentará hacerse con el antídoto para el veneno que le está matando,
eso si antes el don no acaba con él.
La verdad es que la carrera
contrarreloj y los planes de batalla están mucho mejor que lo que venía siendo
habitual en los últimos libros de la saga; y el malo tiene suficiente carisma
como para haber durado algo más.
Resumiendo, que pese a no
estar a la altura de otras tramas de la saga, sí que consigue levantar un poco
el nivel tras tres libros muy, pero que muy flojos.
Personajes: Quienes
iban a salir si no eran los del libro anterior. Vayamos con ellos.
Richard: Cuando parece que está en las últimas el
lector ya no se lo cree. Le ha pasado demasiado lo mismo como para no esperar
una solución milagrosa. Lo mejor es que, quitando las parrafadas acerca de la
libertad, vuelve a parecer el Richard de acción y convicciones firmes que era
antes.
Kahlan: Otra que parece recuperar parte del encanto
de antaño, ya sea por el amor que siente por su marido o por las cosas que hace
por él. Se la echaba de menos.
Cara: La nombro porque da cierto contrapunto a la
pareja, pero tiene un papel más bien testimonial.
Jennsen y los suyos: Poco
más hace la hermana de cabellos de fuego que no sea pasear a su cabra. Una
penica de personaje, porque casi ni habla. Lo mejor es que parece no volverá a
aparecer y el romance con Tom.
Otros: No
hay que olvidar que la guerra sigue, aunque parezcan esperar la vuelta de
Richard (los dos bandos). Así, con los ejércitos en tablas, Zedd capturado,
Verna testimonial y Nathan/Ann (lo mejor del libro anterior) apenas teniendo
unas líneas, os podéis hacer una idea de donde cae el foco de la acción.
Lo mejor de los otros personajes es el enfrentamiento dialéctico entre
Nicholas y Jagang. Bueno de verdad.
Opinión personal: Parece
que Goodkind sigue sin volver a la senda que tan buenos resultados le dio el en
pasado. Sí, esto se parece mucho más a lo que quiero leer, pero tengo la
sensación constante de estar ante tramas ya vistas, y ante repetición constante
de clichés.
Por si fuera poco, la vena filosófica
del autor aparece con fuerza para defender unos ideales de libertad
contrapuestos a la no violencia y al inmovilismo. Conversaciones que podrían
ser interesantes si no se dieran cada cincuenta páginas.
Por lo demás, nos encontramos
ante un libro entretenido, que deja el camino (al fin) listo para la vuelta a
la acción, y que solventa con mejor o peor éxito lo que venía pasando desde
hace muchos libros: alargamiento innecesario.
Los malos cumplen con su
función, los planes de “batalla” son simples (y los sabes antes de que pasen)
pero efectivos, y los protagonistas recuperan mucho del carisma que habían
perdido.
No estamos ante el resurgir de
la Espada de la Verdad, pero sí ante un punto de inflexión en el que la cosa
puede volver por sus cauces (aunque no creo que recupere el nivel) o quedarse
como una saga del montón. Veremos cómo sigue.
Valoración personal: 7,8.
No hay comentarios:
Publicar un comentario