Hoy os traigo mis impresiones
sobre la tercera temporada de crónicas vampíricas, una serie por la que no daba
demasiado y que, sin embargo, está durando más allá de todas mis previsiones.
Para los despistados os diré
que la serie viene a estar a medio camino entre crepúsculo y True Blood,
estando más cerca de la primera que de la segunda, por aquello del enfoque más
adolescente. De hecho, hay trozos que podrían ser de la típica serie de adolescentes
de instituto si no fuera por lo sobrenatural que hay entremezclado.
En ésta temporada la trama
gira en torno a los originales, los primeros vampiros que fueron creados. Una
familia que ha vivido mucho tiempo y que tiene sus propios objetivos, que,
curiosamente, involucran a la chica por la que se pirran los dos hermanos
vampiro protagonistas.
Por si fuera poco, uno de los
originales es medio vampiro medio hombre lobo y quiere crear una raza de
híbridos. Si a eso le sumamos brujas, flashbacks del origen de los originales y
del pasado de los Salvatore y los típicos triángulos amorosos tenemos una
temporada la mar de apañada.
Incluso diría que buena si no
fuera porque hace trampas jugando al solitario, con giros de guion que te cambian
las normas, personajes que vuelven pese a estar muertos, muertes que sí, pero
no…
En fin, las típicas trampas de
los guionistas para hacer momentos álgidos cada dos capítulos y que tanta rabia
dan. Tan difícil es dejar muerta a la gente?
Qué se le va a hacer. Incluso
teniendo las trampas en cuenta sigue siendo la mejor de todas, y tiene los
suficientes elementos como para dejarse ver sin problemas e incluso atrapar si
no eres demasiado exigente.
Si os gustan las novelas de vampiros
que pueden ir a la luz del sol y que no son tan malos, seguro que os gustará.
PD: El final mola. Pero me da que volverán a hacer trampas al inicio de la siguiente temporada.
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