Cuarta temporada ya de Castle
que se tragan mis retinas, y la verdad es que parece mentira que esté a puntito
de ver 100 capítulos de la serie del escritor y la policía. Dicho lo cual,
pasemos a la temporada en sí.
Durante los 23 capítulos que
componen la temporada, el problema de fondo será la investigación por parte de
Becket del asesinato de su madre, y, por ende, intentar averiguar quién intentó
matarla a ella y quienes son los que están manipulándolo todo desde arriba.
Desgraciadamente, las
apariciones de esa trama son más bien testimoniales (y, lógicamente hacia el
último capítulo cogen fuerza); así que lo que predomina son otra vez los casos
de asesinato auto conclusivos con la relación entre los protagonistas más en
primer plano que nunca.
La serie está en un momento
muy dulce, como acostumbra a ocurrir con las series de éste estilo a éstas
alturas. Los actores están totalmente en el papel, las tramas parece que salgan
solas y la química se ve en pantalla.
Además, se han atrevido a
arriesgar un poco más en algunos casos (el que se mezcla con una investigación
a lo años veinte es un buen ejemplo), dando como resultado algunos capítulos
realmente buenísimos.
Pero por el otro lado, también
tenemos algunos muy flojos, que si se salvan son por las coñas internas y por
lo que no es propio del capítulo, sino de la serie.
Buena serie, aunque sigo
pensando que está un paso por detrás del mentalista y dos de White Collar.
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