Ya está, la historia de
Sandman prácticamente ha concluido con éste noveno volumen, aunque falte uno a
modo de epílogo que vaya a acabar de cerrar (supongo) los pocos cabos sueltos
que quedan.
Un noveno tomo que es el más
gordo de todos, y que nos cuenta la historia de las Benévolas: unos seres
regidos por reglas similares a las de los Eternos y que se dedican a acabar con
aquellos que han derramado su propia sangre.
El tomo en sí es una auténtica
delicia, de esos que van juntando las migas que han dejado a lo largo de la
narración, con personajes que parecían olvidados y van conformando un todo
nostálgico pero coherente con lo sucedido hasta el momento.
Sólo diré una cosa más: Morfeo
es consecuente con su pensamiento y responsabilidades hasta las últimas
consecuencias, y eso se agradece mucho ya que la obra en su conjunto sea
coherente.
En un tomo espectacular, con
un dibujo algo extraño en ocasiones pero que le va como anillo al dedo. Tiene
momentos de emoción, de recordar momentos anteriores, de reencontrarse con
antiguos personajes y de cerrar la historia.
Me ha encantado, y sólo me
queda desear que el décimo tomo no se cargue el gran final que ha tenido éste.
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