Hoy toca la segunda temporada
de Scandal, cuya primera entrega fue una sorpresa muy agradable al tratarse de
una serie con una trama cerrada en pocos capítulos y que añadía en cada
capítulo una subtrama auto conclusiva que le daba mayor profundidad a todo.
El miedo lo tenía al ver que
la segunda temporada contaba con una temporada completa, de esas de vintipocos
capítulos, lo que daba lugar a no tener una trama tan bien definida.
Pues bien, los miedos eran
infundados, ya que tenemos la temporada como partida en dos tramas distintas,
una en la primera mitad y otra en la segunda, con la segunda continuista
respecto a la primera.
Así, veremos al bufete de
abogados de Olivia Pope en sus casos para ayudar a los poderosos de Washington
en los berenjenales en los que se meten, y eso unido a una trama que implica al
presidente de los Estados Unidos y varios de sus más allegados.
Una segunda temporada que
parece echar el resto, con unos personajes mucho más redondos, de los que
conoceremos bastantes más cosas (como el porqué de su lealtad por la abogada),
así como algunos de sus secretos del pasado.
Digo lo echar el resto porque
el ritmo de la serie sube varios enteros, con capítulos frenéticos en los que
pasan muchas cosas y en la que el tema personal de los personajes está a flor
de piel, con relaciones imposibles e incluso tórridas.
Y todo ello rodado con muy
buen gusto, a modo de serie para casi todos los públicos, ya que rara será la
persona a la que no haya algún elemento que la enganche (la política, los
secretos, los personajes, el aspecto visual, las actuaciones, el tema personal…)
Es cierto que en ocasiones
tira para lo fácil, pero te engancha desde el primer capítulo y se convierte en
una de las series de las que más ganas teníamos de ver el capítulo siguiente.
La recomiendo? Sí.
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