Hoy toca la penúltima temporada
de ésta estupenda serie, y digo penúltima porque se supone que acabará en la
sexta.
En ésta serie de 13 capítulos
(es cortita) veremos cómo la trama gira en torno a un misterioso tesoro
escondido en la ciudad de Nueva York por un famoso artista de origen italiano.
Alguien que escondió las pistas para encontrar dicho tesoro a modo de gincama.
Por si fuera poco con el
tesoro, tenemos a un Neal pillado por el escroto por parte de uno de sus
enemigos clásicos: alguien que tiene una grabación del asesor del FBI robando
unas monedas de oro.
Como argumento base para la
temporada no está nada mal, eso sí, hay que decir que se ventilan el
cliffhanger del final de la temporada anterior con el ritmo habitual: un
capitulillo y a otra cosa.
La serie sigue en la misma
forma que siempre, con una buena relación entre los dos protagonistas y una
serie de secundarios recurrentes que se hacen querer a base de pasar tiempo con
ellos. Tiene además de la trama de la temporada una serie de casos interesantes
y un par de giros de guion muy bien traídos (aunque previsibles).
Una temporada continuista, que
se sigue apoyando en los puntos fuertes de la serie pero que adolece de repetir
patrones (lo del tesoro misterioso lo habíamos visto ya), mostrando algo de
fatiga en su fórmula. Al menos hay algunas novedades y se ve que la vida de ciertos personajes avanza.
Espero con ganas la sexta
temporada, un cierre para un de esas series que pasan bastante desapercibidas
pero que tienen calidad suficiente como para entretener a cualquiera que se
ponga delante de la tele a pasar un buen rato.
La recomiendo.
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