Antes de empezar debo decir
que no tenía muchas esperanzas puestas en ésta temporada. Una pena, porque el
mentalista había sido una de mis series favoritas, pero con el paso de los años
había caído en la monotonía de saber que alargaban cual chicle todo el tema de
John el Rojo. Era una serie estancada.
Y cuál ha sido mi sorpresa al
ver que con la sexta temporada al fin han hecho caso a mis peticiones: ocho
capítulos iniciales simplemente geniales para finiquitar lo que venía
arrastrando y lastrando una gran serie.
Pero la pregunta estaba en si
iban a ser capaces de remontar una serie sin su motor, más de media temporada
por delante y futuras temporadas (al menos una) ya confirmadas me hacían temer
que éste no tendría rumbo fijo.
Y de nuevo me sorprendieron
gratamente. La segunda mitad de la temporada sirve para que nos hagamos una
idea de por dónde irá la serie en el futuro: nuevos escenarios, nuevos
personajes, casos que pueden (o no) durar varios capítulos… y lo más importante
de todo: evolución.
Una evolución que se nota en
la figura de Patrick, el hombre que había estado obsesionado durante muchos
años con acabar con alguien y que una vez pasada esa etapa de su vida vemos
cómo empieza a abrirse de nuevo.
Las dinámicas personales
cambiarán, los casos tienen el potencial para ser más interesantes y el mundo
del mentalista se abre a nuevos frentes sin aparente miedo.
Dicho lo cual tengo que
admitir que ésta ha sido la temporada que más he disfrutado de los últimos
años, con un último capítulo muy emotivo (que podría ser el cierre de la serie
perfectamente) y de la que espero grandes cosas en los próximos años.
Larga vida al mentalista.
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