Tercer volumen de la
publicación original en España que os comento, uno en el que hay un nuevo
cambio de escenario y la aparición de nuevos personajes.
El tomo nos lleva a una
cárcel, un lugar fácilmente defendible y con no demasiados zombis en su
interior. Parece el lugar ideal donde lamerse las heridas y reabastecerse un
poco, incluso un sitio donde establecerse y empezar a vivir como personas.
El problema está en que no es
un lugar deshabitado, en su interior hay unos pocos reclusos que provocarán más
de una fricción con el grupo protagonista.
Lo bueno del tomo es que los
personajes se muestran mucho más tensos y susceptibles al estar en un lugar más
tranquilo, como si la falta de esa amenaza de muerte inminente les hiciera
replantearse lo que pueden llegar a ser sus vidas y lo que han tenido que hacer
para llegar hasta ese punto.
Es curioso como cuando al
bajar el número de zombis por página y verse al fin un rayo de esperanza en el
grupo protagonista las tensiones entre ellos aumenten y pasen a un primer
plano, como si con la amenaza latente de los muertos vivientes no tuvieran
bastante.
A éstas alturas la trama de la
colección y los personajes ya están bien asentados y el autor se permite
meterse un poco más en el meollo de lo que sienten, poniéndoles en situaciones
incluso más límite. No hace más que mejorar.
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