Basada en una historia real,
Dallas Buyers Club es la película que nos vino a confirmar que Mathew
McConaughey ha cambiado totalmente su registro y se ha convertido en un actor
de verdad.
La película nos cuenta la
historia de un cowboy de rodeo, un mujeriego, borracho, drogadicto y xenófobo. A
ésta perla de ser humana le diagnostican SIDA y le dan únicamente un mes de
vida. Desde ese momento seguiremos al protagonista en su lucha por conseguir
vivir más, así como a su evolución personal a medida que lo intenta.
De lo más interesante de la
cinta es ver el tratamiento que se le daba a los enfermos de SIDA en esa época,
teniendo en la cabeza que se trataba de una enfermedad que contraían únicamente
los homosexuales (que ya estaban estigmatizados en esa época), o ver la crítica
al sistema sanitario americano y las aberraciones que se llegan a hacer por
dinero.
Pero sin lugar a dudas destaca
por encima de todo lo demás la interpretación de su protagonista, un personaje
realista y creíble al que odiaremos en su inicio pero que demostrará no ser
tonto e irá evolucionando a medida que pase el tiempo y descubra más cosas
sobre la enfermedad, su tratamiento y aquellos que la padecen.
Sorprende que la película no
llegue a las dos horas, quedándose en un drama de duración correcta, con un muy
buen ritmo y que en ningún momento llega a hacerse pesado; un buen retrato de
un momento muy particular de la historia reciente.
También es cierto que no
estamos ante una película rompedora, ni con esa chispa especial que la destaca
sobre las demás y la convierte en un clásico. Estamos ante una película rodada
con muchísima eficacia y con dos actores en estado de gracia, con crítica
social y un drama de esos que no se recrean en su propia miseria.
Vale la pena verla? Sin lugar
a dudas. Es imprescindible? No.
Valoración Personal: 8,5.
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