Hoy y mañana os traeré los dos
últimos números que componen la edición integral nº 2 de los muertos vivientes,
empezando por hoy y el equivalente al séptimo número.
Es muy agradable encontrarse
con un número como éste, de esos que se centran en desarrollar a los personajes
y se toman una pausa en la acción para conocerles algo mejor, con especial
atención a la relación entre Rick y Lori.
Son días (o meses) de tranquilidad,
todos se van asentando en su nuevo hogar y empiezan a olvidar la amenaza que
supone el grupo que dirigía el gobernador. Más de cien páginas de ir
recuperando poco a poco la esperanza y estrechar lazos.
Eso sí, seguimos en los
Muertos Vivientes, y está más que claro que algún que otro momento tenso o
contratiempo vamos a tener, incluso siendo días de auténtica tranquilidad.
Si no fuera por éste tipo de
números los de impacto y acción desenfrenada no nos darían el golpe en el
estómago que nos acaban dando, y si encima sirven para tomarse un respiro y
mirar alrededor, tanto mejor.
Da gusto ver cómo el guionista
no se conforma con seguir empujando a los protagonistas número tras número,
también se toma su tiempo para desarrollarlos, aunque vaya a acabar con muerte.
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