Ha costado mucho pero al fin
ha llegado el siguiente tomo de One Piece a mis manos, y me ha pasado lo que
sucede siempre que retomas un manga tantos meses después: tardas un rato un
ubicarte y en recordad qué demonios estaba pasando.
Ésta desubicación es
especialmente flagrante en el caso de la obra de Oda, y es que la cantidad de
personajes nuevos que van entrando y saliendo de escena tomo tras tomo y saga
tras saga es tremebunda, así que recordad quién es quién cuesta.
Por suerte para que el autor
es consciente de ello y utiliza los primeros capítulos del tomo para reubicarte
a todo el mundo y refrescarte la memoria, para entrar más tarde en acción y en
profundizar con algunos de los secundarios nuevos. Esto es de lo más
inteligente que se puede hacer, ya que recuperas al lector enseguida y lo
vuelves a lanzar a la acción en apenas 40 páginas.
En lo referente a la trama es
cierto que avanza poco, pero los
habituales ya deberíamos estar acostumbrados a tener a los personajes dando
tumbos y en diferentes estados para converger hacia el final de la saga en una
ensalada de tortas monumental. Y ésta saga apunta hacia eso.
Me divierte mucho ésta obra, y
que eso se pueda decir de un tomo 72 tiene mérito: no cansa para nada y sabe
mantenerse fresco con el tiempo.
Lo malo? La espera para el
tomo 73.
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