Una serie que en su primera
temporada me decepcionó ligeramente fue The Following, la historia sobre un
asesino en serie con un carisma desbordante, capaz de crear legiones de
seguidores fanáticos, y su némesis, un ex agente del FBI que le capturó en el
pasado.
La premisa de la serie estaba
bastante bien, pero el desarrollo de la misma se perdía hacia la mitad y no
acababa de volver a encontrarse a sí misma.
Con éstos antecedentes no
esperaba absolutamente nada de la segunda temporada, con una más que evidente vuelta
del asesino y una nueva persecución a la vista.
Lo primero que me hizo tener
alguna esperanza fue la reducción en el número de episodios, algo que permite
centrar mucho más el guion y no ir dando tumbos como un pollo sin cabeza.
Lo segundo fue la incorporación
de otro grupo de asesinos, interesados en conocer al de la primera temporada y
con sus propios planes de futuro.
En general tenemos una serie
muy similar a su primera temporada, con Kevin Bacon y James Purefoy a la cabeza
del cartel y una serie de momentos de acción y sangre como puntos altos dentro
de los capítulos.
Pero la suerte está de nuestro
lado, y el producto final es mucho más recomendable que lo visto anteriormente.
Y no es que lo sea por una mejora espectacular en algún elemento, es la suma de
pequeñas mejoras lo que hace que ésta temporada sea mucho menos aburrida que la
primera.
Eso sí, que nadie se espere
una serie seria, con investigaciones sesudas o personajes coherentes. Esto es
un disfrute culpable con un buen ritmo que te obliga a apagar el cerebro para
verlo si no quieres enfadarte mucho con las constantes trampas de guion que
hace una vez tras otra.
Vale la penar empezar la
serie? A día de hoy sigo pensando que no, aunque al menos no me voy con la
sensación de que me han tomado el pelo: ya sé lo que voy a ver y consigue
distrarme.
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