Hoy os traigo una película un
tanto complicado, una de esas que se lleva infinidad de premios y nominaciones,
amén de la alabanza unánime de la crítica (100 en Metacritic) y que a un
servidor no acaban de hacerle gracia. Hoy hablaremos de Boyhood.
Lo primero que llama la
atención es la propuesta de la película: usando a una serie de actores a lo
largo de 12 años (39 días de rodaje) intentar contar la vida de un chaval y su
familia desde la infancia hasta la entrada en la universidad.
Así, nos encontraremos con que
los actores crecen, cambian, les pasan cosas… la historia de una serie de vidas
durante esos años, contada de forma realista y sin ningún tipo de florituras.
Como experimento
cinematográfico es simplemente soberbia, una idea única muy bien plasmada que
sabe transmitir verosimilitud en aquello que estamos viendo.
Como película o producto de
entretenimiento la cosa ya es distinta, un drama familiar de los de toda la
vida en el que asistimos a la suma de un montón de momentos, pero que sumados
tampoco nos dejan un poso especial, no es algo que no hayamos visto ya, y más
cuando lo único que se propone la película es contarnos una vida cualquiera y
mandar un mensaje.
Personalmente debo admitir que
las más de dos horas y media se me han hecho largas, y que me aburrido en más
de un momento durante el metraje. Ahora es cuando me tildáis de hereje y de
persona sin corazón, pero he tenido la sensación de estar viendo las películas
caseras (hechas por un profesional) de una familia que me importa tres pepinos
y con la que sólo he empatizado en momentos contados.
Sinceramente esperaba más de
ésta película más allá del rodaje y el crecimiento de los actores, o de ese
viaje íntimo durante los doce años en que acompañamos al protagonista. Una
película más que no creo que nadie recuerde dentro de cinco años más allá del
experimento de su rodaje.
Entretenida pero sin chispa.
Valoración Personal: 6,5.
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