Hoy toca hablar de una serie
veterana, y que por la pinta que tiene yo apostaría a que será todavía más
veterana en un tiempo. Castle llega a su séptima temporada, y lo hace justo
después de un cliffhanger como pocos hemos visto en la serie del escritor. Qué
tal ha sido la vuelta?
Lo primero que llama la
atención cuando uno se termina la temporada es lo rápido y mal que se han
ventilado el tema del secuestro de Castle y los meses que pasa desaparecido. Es
evidente que es una trama que dejan para que dure más de una temporada, pero se
olvida durante demasiados capítulos y a veces parece que a nadie le importe.
Posiblemente éste sea el mayor error de la séptima temporada.
Por lo demás tenemos lo de
siempre, el equipo Castle, Becket que una vez superada la tensión sexual de los
inicios de la serie están con una química realmente fenomenal, y en los
capítulos auto conclusivos (que son la espina dorsal de la serie) siguen
funcionando estupendamente, desenfadados y muy divertidos. Porque la estructura
es la misma de siempre: capítulos sin relación con el caso de la semana
mezclados con unos pocos que aprovechan el fondo que va teniendo una serie
veterana como ésta.
Lo mejor, en mi opinión ha
sido que el tono freak se ha dejado notar incluso más, a veces de forma
desafortunada, pero en general con capítulos muy divertidos que te hacen
olvidarte de lo que no les da la gana mostrarte.
Secundarios y demás estupendo,
como siempre. Incluso diría que me han gustado más.
Resumiendo: una serie que
sigue siendo muy simpática, agradable de ver, que no le cambiará la vida a
nadie pero que consigue lo que se propone: tenerte abstraído y con una sonrisa
en la boca durante los 40 minutos que dura cada capítulo.
Larga vida a Castle!
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