A veces ésta sección tiene
éstas cosas, ves una película de la que no tienes referencias y en la que no
sabes ni siquiera quién sale en ella. Pero te pones a verla y resulta que es la
última película rodada por Robin Williams.
Para más inri resulta que el
argumento de la película es el siguiente: un hombre de Brooklyn va al médico
para un chequeo aparentemente rutinario, encontrándose con la suplente del
mismo y con la noticia de que tiene una afección inoperable y terminal. En ese
momento se juntan la tensión y su mala leche, haciendo que la doctora que le da
la noticia le de apenas 90 minutos de vida, una cifra aleatoria y fruto del
estrés del momento. El hombre sale corriendo de la consulta, intentando aprovechar
esos 90 minutos lo mejor que pueda.
Así, asistiremos a una especie
de resumen de lo que ha sido la vida de esa persona y de qué es lo que
considera importante ante la inminencia de su muerte.
Supuestamente estamos ante una
comedia, pero entre lo trágico del asunto y el saber que el actor principal
realmente murió poco después, no puedes evitar tener cierto mal rollo durante
todo el metraje. Además, ésta tragicomedia no es precisamente la mejor película
de Williams.
Como película dentro de ese
género podríamos decir que es una más, con unos actores simplemente cumplidores
y con una Mila Kunis que a cada película en la que la veo me reafirmo en lo
mala actriz que es.
Poco menos de 90 minutos para
un drama con toques de comedia que pasa bastante bien, pero que no deja ningún
tipo de poso. Algo muy cercano a los telefilms de la tarde, película de consumo
con las neuronas apagadas.
Y es una pena que lo último
que haya hecho éste hombre sea ésta película, algo que te deprime incluso un
poco más cuando terminas de verla.
Personalmente os diría que no
la veáis, no es mala, pero si queréis recordar a Williams podéis hacerlo con
cintas mucho más inspiradas.
Valoración Personal: 5.
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