Con Bakuman acabada de nuevo,
la serie elegida para volver a pasar del tirón por mis manos y por el blog en
forma de “sagas” ha sido la Espada del Inmortal. Estamos ante una obra que ha
costado mucho tener terminada y cuyos tomos finales venían tan espaciados que
no acababa de disfrutarlos del todo, así que para darle la lectura que se
merece releeré los treinta tomos que la componen.
Para el primer comentario he
cogido los cuatro primeros tomos, en éstos se nos presenta la historia: por un
lado tenemos a una chica cuyos padres son asesinados buscando venganza, una
venganza para la que contrata a Manji, un espadachín inmortal. El objetivo:
encontrar a los miembros del grupo que asaltó el dojo de los padres de la chica
y matarlos, en especial a su líder. Un líder que está intentando unificar las
escuelas de esgrima para devolver a la lucha su antiguo sentido.
Durante éstos cuatro primeros
tomos conoceremos a los tres personajes principales, así como a algunos de los
secundarios que nos acompañarán durante casi toda la obra. Es interesante ver
cómo la protagonista incluso llega a dudar de si está haciendo lo correcto,
entendiendo lo que intenta hacer el “malo”.
Para darle chicha al asunto
iremos viendo cómo los personajes no son simples estereotipos, teniendo algunos
de ellos relaciones complicadas o simplemente viendo cómo evoluciona la
relación entre los dos protagonistas. Es un manga en apariencia sencilla en su
argumento (al menos ahora al principio) pero que esconde bastantes reflexiones
entre sus páginas.
El esquema ahora al inicio es
siempre el mismo: encontrar a miembros de la banda del malo, pelear, matarlos,
ir a por los siguientes. Con la salvedad que éstos malos son carismáticos y se
quedan como algo más como el villano de turno (además de tener varios capítulos
cada uno de ellos).
En el apartado visual tenemos
a un mangaka al que le gusta mucho trabajar a lápiz, y que cuando le apetece
nos regala algunas viñetas hechas simplemente a lápiz realmente espectaculares.
Por el contrario sabe mal que no todo el manga tenga el mismo estilo, siendo
entintado en su mayor parte (con lo que el dibujo pierde un poquito, en mi
opinión).
Otro elemento distintivo ya
desde el principio es lo salvaje que es la acción, aquí veremos
desmembramientos sin problemas, y temas bastante adultos tratados con toda
normalidad.
Vamos, cuatro tomos en los que
se nota que está buscando el camino a seguir pero que se disfrutan gracias
tanto a su peculiar apartado visual, como a sus personajes (tanto “buenos” como
“malos”). Gran manga de samuráis.
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