Ha costado bastante
encontrarla, y es que ya en su momento, cuando pedí recomendaciones de comedias
cortitas hubo quien la nombró. Pero el caso es que gracias a la cada vez más
presente en mi vida Netflix que he conseguido ponerme a ver Arrested Development.
Y aquí mi opinión de su primera temporada.
Ésta primera temporada nos
cuenta la historia de una familia con dinero gracias al negocio inmobiliario
cuyo padre y presidente de la empresa es detenido por estafar al gobierno. En
ése punto, el hijo menor de la familia pasará a hacerse cargo del negocio
familiar y de una familia totalmente disfuncional.
Así pues, seguiremos el día a
día de la familia Bloom, desde el buenazo del hijo mediano hasta el padre en la
cárcel, pasando por un buen puñado de personajes a cada cuál más loco que conforman
un grupo cuanto menos curioso.
Básicamente tendremos
capítulos auto conclusivos que poco a poco nos irán perfilando tanto el
carácter de los personajes como sus relaciones entre ellos, con un humor que
ralla a veces en lo absurdo pero que está hecho con la suficiente gracia como
para que la serie valga la pena.
De fondo tendremos siempre la
trama del delito del padre, así como lo que intenta hacer el que parece el
único cuerdo de la familia para sacar adelante al resto de parásitos. Pero no
deja de ser una excusa con muy poco peso en el global de ésta primera
temporada.
Es una serie divertida, con
unos actores que parecen algo pasados de vueltas en ocasiones pero que sirven
muy bien para encarnar a éstos personajes con carácter algo paródico.
En general es una de esas
series que se dejan ver sin problemas, pero que (al menos en su primera
temporada) no tiene el punch suficiente para codearse con las grandes. Una
serie de segunda fila perfectamente válida para ponerse mientras uno come.
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