La película de hoy la elegí
viendo el cartel y pensando que me encontraría ante una comedia insustancial,
de esas románticas tontorronas sin nada que aportar. Me equivoqué en mi
predicción?
Lo primero que llama la
atención de la película es la protagonista, una mujer (alejada del estereotipo
de belleza de Hollywood) que ha cogido los peores hábitos del mundo masculino,
sexo sin compromiso, hablar sin pensar, ser grosera… algo que hace que su vida
sea fácil y cómoda, pero que evita que la gente se acerque a ella. Un
comportamiento heredado de un padre un tanto peculiar.
Y como no podía ser de otro
modo acaba encontrando a su media naranja, un médico especialista en operar
lesiones deportivas. La película está servida.
Lo siguiente que llama la
atención es el público al que está dirigido la película, un público sin duda
adulto por el tipo de humor y escenas que se ven, con sexo (no explícito) en
pantalla y multitud de referencias que pueden incomodar en caso de verla con
niños.
Con éstos dos elementos la
cinta nos da dos horas de buen humor pero de argumento previsible, con unos
últimos veinte minutos que cambian un tanto el tono de la película y hacen que
pierda bastante del punch cabroncete que venía teniendo.
Vale la pena destacar la
aparición de LeBron James, mucho mejor actor que Shaquille O’Neal, que se
interpreta a sí mismo y llena la pantalla con todas y cada una de sus apariciones.
Creo que es una película que
vale la pena ver, yo me he reído bastante con ella, y quitando el tramo final
me ha parecido una comedia divertida y un tanto distinta. Así que si queréis
probar con un argumento visto mil veces enfocado con un tono distinto, estoy
convencido que “y de repente tú” os va a gustar.
Valoración Personal: 7.
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