No he podido evitar leerme el
siguiente número de los muertos vivientes tras acabar el anterior, y me estoy
planteando seriamente pasar olímpicamente de esperar al siguiente integral con
tal saber cómo termina lo que se ha desencadenado en éste volumen.
Con el nombre es evidente lo
que ha pasado: Guerra.
Los grupos liderados por Rick
y Negan han empezado las hostilidades armadas, lo más parecido a una guerra en
toda regla (con la escala que tenemos en The Walking Dead, no nos engañemos)
que hemos visto hasta el momento. Ataques a puestos avanzados, uso de
caminantes como trampas, ataques con granadas… un espectáculo no exento de
bajas en el que los dos líderes se lo están jugando el todo por el todo y en el
que siempre parece que Negan tenga la situación bajo control, por jodido que lo
tenga.
El tomo es una auténtica
montaña rusa de emociones, un conflicto armado en el que participan los
personajes que tanto queremos y en que veremos a algunos de ellos actuar de
formas algo distintas a lo que pensábamos que harían (Maggie y Ezekiel son dos
claros ejemplos).
Por si fuera poco tengo la
sensación de que el dibujo de Charlie Adlard ha mejorado con el paso de los
números y ahora no puedo imaginarme ésta colección con el grafismo de otro
dibujante. Lo bien que sabe retratar las expresiones y sentimientos de los
personajes (lo de la expresión corporal de Negan es para nota) es excelente, y
el ambiente decadente y triste de todo el conjunto lo mejor que le pega a una
serie como The Walking Dead.
Veremos cómo termina el
conflicto, ahora mismo está por todo lo alto. Una de esas explosiones que tan
bien se le dan a éste comic y que sólo pueden justificarse gracias a los
estupendos momentos de calma que las preceden.
Imprescindible.
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