Sé que soy un pesado, pero si
de algo me está sirviendo el tener Netflix en casa es para verme series que de
otro modo hubiera acabado olvidando. Con ésta plataforma, como me las va
recomendando con cierta asiduidad, acabo cayendo.
Y éste es el caso (también) de
Peaky Blinders, una miniserie de seis capítulos que se nos ambienta en una
Inglaterra de principios de siglo, una Inglaterra que se está recuperando de
una guerra reciente y en la que el terrorismo del IRA ya es una realidad.
Aquí seguiremos a una familia
de aparentes matones de barrio, de esas que se dedican a las apuestas ilegales
para sacarse un dinerito y que controla ciertos barrios. Con la particularidad
que el líder de dicha familia es alguien muy ambicioso que quedó marcado por
los horrores de la guerra.
La serie arranca cuando, por
error, la familia se hace con un cargamento de armas del gobierno, cargamento
que les pone en una situación particular. Y es que un inspector será enviado
por Churchill para recuperar dicho cargamento, un inspector acostumbrado a
tratar con bandas (como el IRA) y que empezará una especie de guerra fría con
la familia.
Pero no queda todo aquí,
tenemos también los planes del propio jefe de la familia. El chaval intentará aprovechar
el poder que le otorga el tener dicho cargamento de armas para hacer que la
familia prospere dentro del mundo del hampa.
Con todo esto mezclaremos
también los problemas personales, tanto de la familia como del inspector, en
una serie de capítulos muy bien ambientados y con el ritmo justo para que nos
quedemos pegados a la pantalla hasta llegar al final de su primera temporada.
La ambientación es la típica
ya de las series inglesas de época: perfectos vestuarios, buenas localizaciones,
y un gusto por el detalle exquisito. Dicha ambientación ayuda mucho a meterse
en el mundo de los Peaky Blinders.
En cuanto a los actores,
tenemos dos cabezas visibles muy evidentes en Sam Neill y Cillian Murphy.
Siendo el primero una gran recuperación para el mundo de las series y el
segundo alguien cuya inquietante presencia ayuda mucho a montar el personaje.
Creo que en la segunda temporada aparecerá también Tom Hardy, pero por el
momento y centrándonos sólo en la primera contamos con un elenco que clava los
personajes.
Personalmente creo que a poco
que os vayan las series de época o las que implican el crimen organizado debéis
darle una oportunidad a ésta. Su primera temporada son seis capítulos de menos
de una hora que se pasan sin que te des cuenta. Una gran serie que ningún
aficionado al género debería perderse.
Esperando estoy a tener la
segunda disponible (la cara oscura de Netflix, que jamás tendréis la última
temporada de algo a no ser que lo hayan producido ellos), y estoy convencido
que estará incluso mejor.
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