Una de las grandes sagas de los videojuegos es, sin lugar a dudas,
Metal Gear. De hecho, tiendo a ordenar los juegos de una generación de consolas
según mis favoritos, yendo los primeros delante, y el Metal Gear Solid IV es el
primero en la generación de PS3 y XBOX360.
Con éstos antecedentes y declarándome fan incondicional desde el
primer Metal Gear Solid de PSX, no es de extrañar que tuviera unas ganas locas
de jugar la última entrega numerada, y más sabiendo que era la última que
dirigiría su creador: Hideo Kojima.
Historia: Cualquiera que se haya acercado
a la saga sabrá que estamos ante una complicada trama que abarca varias épocas,
conspiraciones en la sombra, intrincadas conspiraciones… pues bien, por suerte
para el que no ha jugado a ningún juego hasta el momento, en ésta ocasión
estaríamos ante un juego situado prácticamente al principio de todo, por lo que
hay muchos elementos de mitología Metal Gear que se “crean” en éste juego.
La historia es sencilla: somos un soldado amnésico que se ha
pasado los últimos años en un hospital. Al despertar tras un coma de muchos
años vemos que hemos perdido algún que otro miembro y que la metralla de una
explosión prácticamente acaba con nosotros, pero los cuidados de cierto doctor
nos han salvado la vida.
Pero una noche, mientras nos recuperamos, aparece una asesina para
acabar con nosotros, pero un paciente nos ayudará a escapar y nos dirá quiénes
somos: Big Boss, el antiguo jefe de una organización mercenaria que fue
prácticamente desmantelada pero que puede resurgir de sus cenizas.
Desde ese momento iremos aceptando misiones con el objetivo de
saber qué pasó la noche en que lo perdimos mientras reconstruimos nuestra base,
reclutamos mercenarios y ganamos algo de dinero para mantenerlo todo en marcha.
Y hasta aquí el prólogo del juego, luego la cosa irá complicándose
poco a poco en una trama a varios niveles de un nivel muy alto. Lástima que
esté salpicada de misiones secundarias que no aportan nada y que el estudio
tuviera que sacar el juego con el segundo acto a medio terminar de los tres que
iban a componer el producto final. Sí, la cosa queda cerrada con apenas un
60/70% de lo que iba a ofrecer el juego que tenía Kojima en la cabeza. Pero de
eso ya hablaré en opinión personal.
Apartado
Técnico: El motor
gráfico creado ex profeso para el juego (y principal motivo de su retraso y del
alto coste que ha supuesto el proyecto) es una auténtica maravilla, capaz de
recrear espacios abiertos con una gran calidad técnica a la vez que muestra
unos personajes muy creíbles.
No diré que es lo mejor que he visto en PS4, pero en lo que a
mundo abierto se refiere sí que estamos ante uno de los dos o tres mejores
juegos de la consola (The Witcher 3 estaría un poco por encima).
Quizá le pese la poca variedad de escenarios y lo repetitivos que
se hacen tanto los enemigos como las bases secundarios de los mismos. Pero en
músculo técnico está en el nivel top.
El doblaje (en inglés) es genial, pero donde realmente destaca
sonoramente el juego es en su banda sonora, compuesta por una serie de temazos
de la época (que habrá que encontrar) sumados a una serie de composiciones
propias. Entre éstos elementos nos queda un juego que es una delicia de
escuchar con los cascos puestos, eligiendo algún tema cañero y liándonos a tiros
con los enemigos.
Jugabilidad: Como juego nos encontramos ante
el que más te permite hacer de toda la saga, una buena cantidad de misiones
secundarias (más de cien) unidas a un buen puñado de principales, gestión de la
base, rescate de rehenes, destrucción de tanques, infiltración en bases
enemigas, poder llevar compañeros, juego online, etc…
Una cantidad de cosas por hacer que pueden abrumar al fan clásico
de la saga, porque precisamente lo que le hace ser mejor juego le hace ser peor
Metal Gear.
El control responde a las
mil maravillas, y antes de cada misión podremos decidir qué equipo/compañero
nos llevamos con nosotros, lo que unido a que podremos desarrollar multitud de
elementos con los que equiparnos (desde armas a cajas de cartón) hacen que cada
uno pueda afrontar las misiones como buenamente quiera.
Es un juego divertido de jugar, en el que siempre tienes cosas por
hacer y en el que te acabarás perdiendo haciendo misiones secundarias.
Vale que en lo jugable es mejor, visualmente una delicia y el
argumento (que hay) está a un nivel muy alto. Pero yo, cuando me pongo a los
mandos de un juego de la franquicia espero una experiencia intensa, repleta de
escenas de video y más o menos guiada. Y esto no lo tengo en la quinta entrega
numerada de la saga.
Algunos me dirán que soy un hater, pero los elementos que me
enamoraron de la saga no están aquí, y aparecen tan en cuenta gotas que tienes
la sensación de que han hecho un juego tan grande que tenían que llenarlo con
algo, algo que espacia demasiado las misiones de trama principal y que te hace
perder la sensación que siempre me han proporcionado éstos juegos.
A ver, es un buen juego, pero cuando alguien se acerca a una saga
con un V en la numeración espera que tenga los elementos definitorios de la
saga. Y nos los tiene.
Y da una rabia que no veas, porque cuando las misiones son
principales lo disfrutas como con pocos juegos puedes hacerlo, tiene momentos
geniales y personajes secundarios memorables, pero está todo tan espaciado que
acaba perdiéndose.
Y luego está el que el juego no esté acabado. Porque no lo está,
me da igual lo que me digan. Es tan evidente que la cosa se queda a medias, en
un coitus interruptus algo forzado… que te dan ganas de ir a las oficinas de
Konami y mearte en la fachada. Y es evidente porque tienes que repetir cosas
que ya has hecho en dificultad más alta para seguir avanzando, para dar horas a
un juego que debería tenerlas con misiones de trama no repetitivas (de verdad,
que tener que hacer lo mismo con un hándicap de forma OBLIGATORIA para avanzar
en la trama principal es de traca).
Lo peor es que ves que los elementos para tener un juego de diez
están ahí, simplemente no se acabaron de ensamblar bien y se quedó con un buen
juego pero que no llega a la excelencia que podría haber tenido.
A mí me ha defraudado, y me consta que no soy el único.
Valoración
Personal: 7.
Valoración
en Metacritic: 93.
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