Reconozco que no soy demasiado
fan de las películas de la saga Transporter, me he visto las dos primeras
entregas y no me han gustado demasiado, así que a nadie le extrañará el
comentario que dejaré a continuación.
Ésta película nos cuenta cómo
un antiguo militar que se dedica a transportar mercancía (o personas) sin hacer
preguntas, se ve envuelto en una trama de tráfico de seres humanos con la mafia
rusa y un grupo de mujeres que huyen de la misma. Y ya está.
La película es una sucesión de
escenas de acción sin demasiado punch que llevan a los personajes de un punto a
otro para que sigan desgranándonos su historia. Pero está hecho sin gracia, y
no sólo eso, sino que gran parte del reparto da vergüenza ajena.
Porque admitámoslo, las chicas
que aparecen en ésta película sólo tienen como cualidad el que están bien en
pantalla, pero si no se mueven ni hablan, porque la mayor parte del tiempo
parece que las hayan sacado de un casting de figurantes en el que no consiguieron
que las escogieran. De verdad, que son malas con avaricia.
Y los malos tres cuartos de lo
mismo, apáticos, sin carisma, absurdos, lerdos… cualquier cosa que se os ocurra
y que les deje mal es perfectamente aplicable (tanto a los malos como a los actores
que les encarnan).
Se salvan de la quema el
protagonista y su padre, pero más por contraste que porque lo hagan realmente
bien…
En lo que a la acción se
refiere tenemos unas pocas escenas potables, pero nada que no hayamos visto a
éstas alturas y se haya hecho mejor en otras películas. Es acción sin ganas, gancho o ritmo, de esa
que si te pilla con el móvil cerca hace que te pongas a mirar el Facebook. Sosa
de verdad.
Así que os podéis imaginar
cómo es el conjunto. Sí, una película que olvidas al rato y en la que no hay
absolutamente nada que reseñar (bueno, quizá algún plano de las localizaciones
o una escena en un aeropuerto) y que hay que ser muy freak de la acción casposa
para que te acabe gustando.
Pasad de largo.
Valoración Personal: 3.
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