Ésta semana me toca hablar de
una película en la que tenía muchas esperanzas puestas, motivo por el cual me
daba cierto miedo (el hype acostumbra a ser siempre contraproducente). Y es que
una película dirigida por Spielberg, ambientada durante la guerra fría y
protagonizada por Tom Hanks… como para no tener ganas de verla.
La historia nos sitúa en los
años cincuenta, cuando un abogado de Nueva York es designado para proteger a un
supuesto espía soviético. El abogado acepta el caso en la creencia de que
cualquier hombre merece un juicio justo, y se involucra con su cliente en
contra de la opinión popular.
Su buen trabajo durante dicho
caso hace que, cuando hay que negociar un intercambio de rehenes con la Unión
Soviética éste buen hombre acabe en Alemania mientras se construye el muro,
intentando hacer su trabajo lo mejor que puede, incluso poniendo en riesgo su
propia vida.
Es una película de dos horas y
cuarto que se pasa sin que te des cuenta, con un ritmo pausado (que no lento) y
con un dos partes bien diferenciadas durante la película. Una película que va
incrementando la tensión conforme avanza y que nos muestra a un Tom Hanks pletórico.
El buen guion, la buena
actuación, la perfecta actuación y la gran mano del director se conjugan para
dar como resultado una película que con otros componentes hubiera sido la
enésima chufa; pero que gracias al buen hacer de los implicados acaba por dar
un thriller recomendabilísimo para cualquiera que disfrute de una buena
película.
Y eso es lo que nos ofrece el
Puente de los Espías, una película muy bien hecha, de esas que ya se ven pocas
y que recuerda al mejor cine de hace veinte años, cuando se hacía cine con
buenas personajes y buenos guiones, apartándose de ser efectista para llegar a
la patata mediante la simple y llana calidad.
Habrá quien diga que en
ocasiones peca de ser algo sensiblera, o que le falta algo de acción. Yo no
estoy para nada de acuerdo, pienso que con lo que tenían entre manos han hecho
una película inmejorable, totalmente recomendable y que demuestra que las
viejas glorias pueden seguir dando guerra.
Valoración Personal: 9,2.
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