Ésta semana me toca hablar de
una película histórica, una de esas que nos ponen un momento puntual de la
historia y nos cuentan lo que sucedió desde el punto de vista de alguien
aparentemente sin ninguna relevancia.
En ésta ocasión le toca el
turno a la lucha de la mujer en la Inglaterra de principios del siglo pasado
por conseguir el derecho a voto. Un retrato de la lucha obrera femenina y cómo
ésta era vista desde
los hombres y gran parte de las mujeres.
La acción se centra en una
lavandera joven, con marido e hijo, que se ve envuelta poco a poco en el mundo
de las Sufragistas (como se les llamaba), metiéndose cada vez en más y más
problemas debido a sus florecientes ideas políticas.
Como película la verdad es que
esperaba algo más, porque una hora cuarenta de film no puede ser que se me haga
larga, y mucho menos aburrida. Admito que la historia es interesante y el guion
no está mal, pero la ejecución como producto audiovisual deja bastante que
desear, con una narración no demasiado acertada y un ritmo prácticamente
inexistente. Y esto os lo dice un defensor de productos lentos (como The
Walking Dead).
La ambientación está conseguida,
aunque me sorprende que quede por detrás de la de series de televisión como
Peaky Blinders (época similar). Cumplidora y poco más. Ni tan sólo la música de
Desplat consigue meterte en la cinta en ningún momento.
Lo que sí me ha gustado han
sido las actrices, especialmente una protagonista a la que te crees en todo
momento, incluso cuando la película se “acelera” y cambia más y más rápido.
Probablemente sean lo mejor del film.
En general queda una sensación
de quiero y no puedo, de que con un poquito más de esmero o de intensidad por
parte de la directora se hubiera podido dar una película muchísimo mejor. Tal y
como está ahora no pasa del “bueno… no estaba tan mal”, lo que me hace que sólo
la pueda recomendar a los fans de la época histórica. El resto a otra cosa.
Valoración Personal: 5,5.
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