Ayer comic americano, hoy
clásico del manga.
El séptimo volumen de Lobo
Solitario y su Cachorro nos trae al fin lo que le he pedido a ésta serie de que
empezó: continuidad. Es decir, que lo que suceda en un capítulo tenga
repercusión en el siguiente en lugar de tener capítulos autoconclusivos.
No tengo claro si el autor ha
llegado a la conclusión de que con lo que tenemos a nuestras espaldas ya nos
hacemos una idea de la situación, los personajes y la ambientación; pero el
caso es que al fin se ha decidido a meternos de lleno en la lucha contra los
Yagyu.
El desencadenante de la
batalla abierta entre las dos facciones no es otro que el robo de una carta,
carta que parece esconder secretos que los Yagyu no quieren que salgan a la
luz. Resultado? Batallas, enfrentamiento contra el líder, emboscadas… y
separación de los dos protagonistas.
En ésta separación veremos más
del niño de tres años, si es capaz de sobrevivir por su cuenta o si caerá por
el camino.
Mi tomo favorito, eso es lo
que tenemos en ésta séptima entrega. Mezcla lo bueno de ésta obra
(ambientación, secuencia de viñetas, capacidad de transmitir…) con una trama
más interesante y un avance considerable en la misma.
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