Pequeño parón de 20th Century
Boys y vuelta a la carga, en ésta ocasión le toca al tomo dieciocho, un nuevo
tomo de transición, pero de esos que enganchan.
Sigo que es de transición
porque sigue colocando a los personajes en distintos sitios, no porque no pase
nada relevante. Por ejemplo, tenemos a Kanna abortando la rebelión contra
Amigo; a Kenji cantando y siendo seguido por un montón de gente, descubrimientos
(irrelevantes, de ambientación) sobre Manjome y la historia del mismo Manjome
sobre Amigo, así como sus sospecha de que estamos ante otra persona portando la
máscara.
Lo que más llama la atención
de éste volumen es la habilidad de Urasawa para hilar historias de distintos
personajes, saltando de un lugar (o un tiempo) a otro y seguir manteniendo el
interés del lector, evitando que se pierda en ningún momento y haciendo todas
las tramas interesantes por igual.
Sigo pensando que un poquito
más de chicha argumental y menos paja tampoco le haría ningún mal a la obra,
aunque los rellenos de éste hombre sean interesantes y enganchen.
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