Éste tomo diecinueve de 20th
Century Boys destaca sobre los demás por un elemento muy evidente: el retorno
del protagonista de la obra en sus primeros números, un personaje al que
dábamos por muerto y que de repente vuelve a estar en la lucha contra Amigo,
dirigiéndose a Tokyo con su
guitarra y arrastrando cada vez a más y más gente
consigo.
Todo ello en un Japón
evidentemente oprimido, con un volumen que muestra algo de acción y que nos
hace caer a dos miembros cercanos a Amigo, el primero por acción de Kenji y el
segundo al perder la fe y encargar a Kanna que elimine al Amigo actual.
La explicación del porqué de
la desaparición de Kenji durante tantos añso (una simple amnesia) es bastante
justita, pero queda eclipsada por la emoción de su retorno y lo que está
empezando a significar para todos aquellos con los que se cruza.
Un tomo, que ahora sí, se
siente como el arranque de la recta final de la obra, un tomo que cierra alguna
herida abierta y da esperanza de cara al futuro, no sólo a la gente que aparece
en él, sino a nosotros mismos de ver el final de la obra y que éste no sea un
bajón.
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