Narcos supuso toda una
sorpresa dentro del panorama audiovisual, una serie semibiográfica que se
centraba (en su primera temporada) en la figura de Pablo Escobar a la vez que
veíamos evolucionar Colombia y a los agentes de la ley intentar atraparlo. Fue un
bombazo gracias a la gran calidad de la misma, fundamentada sobretodo en un
buen guion.
La segunda temporada tenía el
listón altísimo y la obligación de terminar la historia de Pablo, y vaya si lo
ha conseguido.
Prácticamente nunca se ha
hecho tan evidente el dicho de: más y mejor.
No descubriremos nada nuevo en
ésta ocasión, pero sí que veremos cómo lo de la primera entrega se va
radicalizando (aún más), profundizando en la figura de algunos de los
personajes (como Peña o el mismo Escobar) y siendo atrapados sin remisión por
los diez capítulos que tenemos ante nosotros.
Porque no sólo tenemos una
temporada excelente, sino que cada uno de los capítulos que la componen vale la
por sí mismo, tiene algo que contarnos y algún momento por el que vale la pena
verlo.
Las actuaciones son más
redondas si cabe, con los personajes ya metidos del todo en su papel (y el
acento del que hace de Escobar perdonado), creando personajes de una
complejidad tremenda que, en ocasiones, tienen suficiente con una mirada o un
gesto para hacernos entender lo que están pensando.
Y luego está la producción: un
lujazo para la vista. Se nota que Netflix tiene dinero y lo invierte bien, con
panorámicas de algunos puntos de Colombia simplemente magistrales o recreando a
la perfección los ambientes sórdidos donde transcurren partes de la trama.
Avisados estáis (otra vez) del
alto nivel de violencia de la serie, aquí veréis multitud de muertes, incluso
momentos macabros que os golpearán el estómago aunque no queráis. Así que ya
sabéis, estómagos sensibles abstenerse.
Para concluir debo decir que,
con sólo dos temporadas, Narcos se ha convertido en un auténtico referente de
la televisión. Una serie a la altura de las mejores de los últimos años y que
justifica la suscripción a Netflix. Si siguen así no pienso darme de baja
nunca.
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