Ya en su momento me llamó la
atención el primer tráiler de ésta serie (hasta el punto de querer seguirla en
versión original), pero entre lo que le llegó a zumbar la crítica primero, que después
la cancelaron en la primera temporada y que al final tardó en ser doblado, pues
la dejé pasar hasta hoy.
Los motivos de mi atracción
hacia la serie eran varios: adaptación en plena revolución industrial del
personaje de Drácula (con historia propia), Jonathan Rhys Meyer como actor
principal y una producción que parecía bastante decente… pues eso, buena pinta
tenía.
El problema vino cuando la
crítica la defenestró como pocas veces he visto, diciendo que era mala a más no
poder entre otras lindezas. Entre eso, y el poco apoyo recibido por parte del
canal la aventura de adaptar Drácula en serie (sus personajes y parte de
mitología) se quedaba en apenas una temporada de diez capítulos.
La pregunta que os haréis es:
es tan mala? Ya os avanzo que no.
De entrada la primera
impresión no pudo ser peor: una serie a la que le sobraba intento de
espectacularidad, trama sosa, personajes desdibujados, cambios de raíz respecto
a la novela original… todo en un piloto que me llevó a decir en las redes
sociales que los palos eran merecidos y que entendía su cancelación.
Pero luego vi el segundo
capítulo, y el tercero, y el cuarto… me seguís, no? Que a la que llevaba cuatro
capítulos ya había entrado en la propuesta de la serie, olvidado el nefasto
piloto y estaba disfrutando con la historia que se me estaba contando.
Drácula nos quiere contar la
historia de ése personaje, pero en ésta ocasión se hace pasar por un empresario
americano con intereses en la energía limpia que ha ido a Londres para arruinar
a la Orden del Dragón (los que le convirtieron) a base de devaluar el petróleo.
Con él van Van Hellsing y su fiel Renfield.
Lo que no se espera el protagonista
(Drácula) es encontrarse con alguien exactamente igual que su difunta esposa,
una mujer con pareja y que le llevará de cabeza.
Maquinaciones de la Orden del
Dragón, experimentos de Van Hellsing, amoríos varios… es en la trama de
personajes donde se mueve ésta serie, alejada de ese piloto con acción de la
mala y más cercana a una serie romántica con tintes sobrenaturales que otra
cosa (con un enfoque más adulto que cosas como Crónicas Vampíricas).
La idea no me parece mala, es
un cambio importante poniendo a Drácula como bueno, pero en la línea de las
reinterpretaciones que se hacen a día de hoy. Una visión mucho más romántica y
que funciona a la que dejas de lado tu lado fundamentalista hacia la novela
original. Esto de Drácula tiene pocas cosas más allá de los vampiros, los
nombres y unos pocos elementos más. Es otra cosa.
Y es un producto bien hecho
(no se acerca a producciones de Netflix o HBO pero cumple perfectamente), con
un buen ritmo (pausado pero bueno) y unas buenas interpretaciones por parte de
(casi) todos los personajes.
Así pues, quedan diez
capítulos a los que les dieron cierto cierre (rápido e insatisfactorio) y que
dejaba la puerta abierta a una segunda temporada que se presentaba interesante.
A mí, como podréis notar por
la extensión del post, es una serie que me ha gustado, ha ido de menos a más y
ha acabado atrapándome por lo que les sucedía a los personajes, ayudada por los
breves flashbacks.
No es una serie a recomendar,
tiene fallos, no es fiel al original y se aleja del horror para acercarse a lo
romántico. Pero me funciona.
Quizá los que os hayáis
sentido atraídos por la serie podéis darle una oportunidad (ved 3 capítulos
mínimo), es de esas que da rabia que se hayan cancelado por el enorme potencial
que tenían. Pero qué se le va a hacer, las cifras mandan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario