Ahora me toca el decimoctavo volumen
de éste manga, uno que resuelve la supuesta muerte de Haru y nos da la
celebración tras la saga que hemos tenido entre manos. Se agradece que la saga
termine ya, porque me parecía que el villano no se había presentado
debidamente, lo que hacía que la sintiera como relleno.
Luego tenemos varios capítulos
de los típicos que nos da ésta obra: viajes varios en la búsqueda de la última
Rave, con el grupo recomponiéndose y con las paridas nivel extremo que tanta
gracia le hacen al autor. Si es que casi se podría decir que hay algún capítulo
que pegaría más como extra que como parte de la serie regular!
Por suerte sí que hay un
capítulo de trama para presentarnos a los nuevos subordinados del malo actual.
Unos monstruencos que elevan el nivel de poder de forma considerable y que se
presentan con más carisma que el que dejamos atrás. Lástima que la escalada de
poder parezca inevitable, pero es lo que hay.
Con todo, nos queda un tomo
que no aporta prácticamente nada pero que nos deja tomar aliento después de
tanto dramatismo. La serie vuelve al humor chorra y a la aventura por la
aventura, y, por un solo tomo, hasta se agradece.
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