La película de ésta semana fue
elegida por un motivo claro: los dos actores protagonistas.
En ella, Russell Crowe y Ryan
Gosling interpretan a dos tipos que están investigando cierta desaparición. Uno
es un detective privado un tanto perdedor, mientras que el segundo es un matón
a sueldo con cierto honor. Enseguida veremos que acabarán por trabajar juntos,
al más puro estilo de
Lo que nos ofrece la película
es una especie de revival de las películas de los setenta, ver a dos tipos
investigando (en esa época) la desaparición de una chica que parece estar
relacionado con la muerte de una estrella del porno… una película en la que lo
principal es la relación entre los dos personajes principales y que se nos
narra en forma de comedia de acción.
Es una película que juega
conscientemente a lo camp, un film que sabe lo que es y lo hace muy bien. Aquí
no esperéis grandes tramas, escenas complejas o actuaciones de oscar. Aquí
encontraréis a dos tipos con una relación que evoluciona (estupendamente) con
un caso que da no pocos bandazos y con un tono cómico bastante bueno. Ni más ni
menos.
El no tener ninguna pretensión
es otro de los puntos fuertes del film, lo único que intenta es servir de
homenaje y entretener al espectador, algo que consigue de forma sobrada.
El ritmo de la película está
bastante bien medido, y aunque tiene escenas de acción son las de “comedia
involuntaria” las que se llevan la palma durante el metraje. No es una película
frenética, pero raro será que miréis el reloj durante su duración.
Eso sí, os tengo que avisar
sobre la presencia de la típica niña de las películas de la época; un personaje
totalmente prescindible y que aparece demasiado.
Es una lástima que la taquilla
no acompañara, porque el dúo que forman Gosling y Crowe bien podría haber dado
para una franquicia.
Personalmente me ha parecido
una película divertida, bien llevada y con momentos muy buenos que, en su
conjunto, consigue entretener.
Valoración Personal: 7.
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