Cómo se nota que el autor está
disfrutando con ésta saga, unos villanos pre-final muy bien diseñados y a los
que los personajes de acompañamiento del héroe despachan (no sin grandes costes
personales). Los príncipes del mal han sido el enésimo relleno de un shonen,
pero ha sido un relleno rápido y bien llevado.
Luego llama la atención la
facilidad con la que se curan los personajes, esos elixires usados de la misma
forma que las judías mágicas de Dragon Ball, con un héroe recuperándose de
forma milagrosa… en fin, es lo que hay.
Y para terminar el inicio del enfrentamiento
entre Haru y el villano, un villano que tiene tiempo para explayarse y cebarse
un poquito con la pobre Elie.
De nuevo nos encontramos ante
un tomo frenético, con unos secundarios dándolo todo y que termina con el
principal entrando en acción. El autor sabe imponer un gran ritmo y dramatismo
(recordemos que en ésta obra ha habido bajas ya) que hacen de éste tramo final
algo realmente disfrutable.
Además, el dibujo demuestra
una mejoría notable respecto al inicial, haciendo viñetas a página completa muy
bien trabajadas y que nos ayudan a conseguir esa sensación de epicidad que tan
buenos resultados le ha dado a la obra en éstos últimos tomos.
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