Ya casi estamos con éste gran
manga, un tomito más y se acabó.
Éste cuarto tomo nos lleva al
fin al Everest y a la proeza que está intentando conseguir el personaje de
Habu. Aquí, el protagonista se encuentra al fin con aquél al que ha estado
persiguiendo y consigue que le permitan seguirle hasta donde pueda para inmortalizar
el momento.
El tomo se centra en la
escalada (o el inicio de la misma) por parte de un periodista que está
siguiendo a un escalador genial, una persona que se ha autoimpuesto una meta
que quizás esté más allá de sus capacidades y por la que le veremos sufriendo.
Más allá de lo bien descrito
que está el sufrimiento que conlleva una proeza de ésta magnitud, el tomo se
mete mucho en la psique del periodista, un personaje que se encuentra a sí
mismo (o empieza a hacerlo) cuando lo tiene todo en contra, cuando lo único que
puede hacer es pensar en su vida y en lo que es importante para él.
Podría parecer que un tomo
casi entero de alguien subiendo a una montaña se haría aburrido, pues sucede lo
contrario, se convierte en un tramo apasionante de la historia, narrado con
maestría y que te atrapa de principio a fin.
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