Pasamos el ecuador de Pluto
con nuevos avances en la trama, especialmente sobre lo que le sucedió a nuestro
querido detective Gessicht y que le extirparon de la memoria. Unos recuerdos
que le empujan todavía más en una investigación que empieza a ver algo de luz.
Por otro lado está la lucha
entre Heracles y Puto, con un Epsilon fuera de la ecuación cuando podría haber
ayudado a su viejo amigo. Una lástima ser pacifista ahora, verdad?
Me llama la atención mucho que
en éste quinto tomo la pregunta sobre lo que hace realmente que alguien sea
humano está muy presente. Y lo está no de forma explícita sino que por el
comportamiento de los robots y de algunos de los humanos se hace evidente que
los límites de la IA en ésta obra son difusos y llega un momento en el que te
preguntas si esos sentimientos son menos reales por estar programados o si
merecen menos consideración por haber sido creados artificialmente.
En fin, un gran tomo, que
sigue adelante sin detenerse en ningún momento y sin apenas vías de servicio.
Me encanta ver a Urasawa tan centrado en contar una trama.
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