Ver a Kenpaichi en
acción siempre mola, y eso es precisamente lo que nos encontramos en éste tomo:
al bestiajo que no sabe ni el nombre de su espada disfrutando de una lucha
contra un tipo que hasta hace un momento parecía tener un poder descomunal.
El combate está
bien, y el shinigami derrocha carisma como si no costara nada, pero poco más
encontramos aquí.
Bueno, después del
combate se nos presenta la promesa de una serie de batallas entre los shinigami
que faltaban por aparecer y los secuaces de Aizen. Combates que por sí mismos
pueden llegar a estar bien, pero que dentro de la historia lo único que hacen
es ralentizarla al poner a enemigos que no conocíamos hasta el momento en
primer plano. Pero eso ya llegará, no adelantemos.
Puede que esté
teniendo un problema de ritmo con ésta obra, llevo demasiado tiempo con
combates molones pero que me importan poco y la trama me ha quedado demasiado
de lado. Y no tiene pinta de mejorar.
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