Otro tomo que no está nada mal, y es que entre el final del
comandante, la aparición de Ichigo (derrota aplastante incluída) y
el inicio de una nueva fase de entrenamiento junto a Renji hace que
la trama fluya, tengamos momentos emotivos y una nueva subida de
nivel a la vista.
Lo primero, la muerte del tipo de fuego es bastante inesperado, y más
con el poder apabullante que había mostrado hasta el momento. Se cae
un pilar de la sociedad de almas y hace que otros personajes tengan
que dar un paso al frente para cubrir el hueco.
La derrota de Ichigo se podía prever después de lo visto
anteriormente, pero que quede sin espada y sin motivación alguna era
menos de esperar. Otro tanto para Kubo.
Lo del entrenamiento con una recién presentada divisón cero ya
tiene más de habitual: tiops locos, entrenamientos absurdos y algo
en el horizonte que ya veremos cómo llega.
Me ha gustado, y no recordaba yo que a éstas alturas Bleach me
siguiera gustando, quizá leerlo más de seguido le está haciendo un
gran favor a éste manga.
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