De entrada lo que tenemos es al grupo de aliados intentando seguir el plan (spoiler, sale mal) de cargarse a una de los cuatro Emperadores. El caso es que no lo consiguen, y la furia de ésta mujer no conoce límites. Resultado? A correr todos como buenamente puedan para intentar escapar para luchar otro día.
Entre medias tenemos acción, algún combate esporádico, personajes que cambian de bando (como la ¿mujer? de Sanji) y un flashback bastante chulo en el que sabremos el origen de la villana de ésta etapa.
Lo mejor del caso es que cuando parece que se van a salir con la suya, las cosas se tuercen todavía más, dando como resultado a Luffy encerrado con el principal lugarteniente de Big Mom (se entiende que para acabar a hostias) y el resto del grupo huyendo en el barco.
Un tomo frenético, con grandes momentos (algunas pérdida que he preferido ahorraros) y que engancha como lleva tantos años haciéndolo One Piece.
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