Una vez con Olaf entre sus filas, el siguiente objetivo de Datring fue hacerse con más ogros bien entrenados, una nueva unidad de tripasduras que hiciera de escolta a Olaf en el campo de batalla, para asegurarse de que podría llegar a usar su magia.
Dicha unidad son los Rompedores, una serie de ogros supervivientes de un déspota que perdió ante Datring, y que probaron sobradamente su valía en batalla al enfrentarse de tú a tú con los Abrelatas de Argulf.
Ésta unidad está liderada por el increíblemente fuerte Krone el Fuerte, un ogro de tal potencia muscular que usa un arma capaz de abrir tanques imperiales como si fueran de madera.
Los demás ogros del campamento bromean con Krone, y le dicen que si llegó el último el día que repartían las armas, una broma bastante refinada para el usual tosco sentido del humor ogro.
Así, con siete ogros a su mando, el pensante Olaf cuenta con el músculo suficiente para llevar a buen puerto los planes de batalla que Datring le plantea antes de enviarlo. Nunca le da el plan completo (eso lo reserva para quien dirija a la horda), pero sí lo suficiente como para Olaf y sus Rompedores puedan intervenir de forma decisiva y cuenten con suficiente autonomía.
Por si fuera poco, han confiado a ésta unidad un pendón mágico, que hace que todos los brutales ataques de éstos ogros estén imbuidos de fuego mágico, ideal cuando se enfrentan a abominaciones de Nurgle, o seres que se regeneran.
Dicha unidad son los Rompedores, una serie de ogros supervivientes de un déspota que perdió ante Datring, y que probaron sobradamente su valía en batalla al enfrentarse de tú a tú con los Abrelatas de Argulf.
Ésta unidad está liderada por el increíblemente fuerte Krone el Fuerte, un ogro de tal potencia muscular que usa un arma capaz de abrir tanques imperiales como si fueran de madera.
Los demás ogros del campamento bromean con Krone, y le dicen que si llegó el último el día que repartían las armas, una broma bastante refinada para el usual tosco sentido del humor ogro.
Así, con siete ogros a su mando, el pensante Olaf cuenta con el músculo suficiente para llevar a buen puerto los planes de batalla que Datring le plantea antes de enviarlo. Nunca le da el plan completo (eso lo reserva para quien dirija a la horda), pero sí lo suficiente como para Olaf y sus Rompedores puedan intervenir de forma decisiva y cuenten con suficiente autonomía.
Por si fuera poco, han confiado a ésta unidad un pendón mágico, que hace que todos los brutales ataques de éstos ogros estén imbuidos de fuego mágico, ideal cuando se enfrentan a abominaciones de Nurgle, o seres que se regeneran.
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