Y otra serie más en la que
seguimos avanzando, dos temporadas han caído, y la tercera lo hará en breve. No
en vano es de las series que más me divierten últimamente, y de esas en las que
ver un capítulo nunca es suficiente.
Parece mentira como con una
premisa tan sencilla y unos argumentos tan… inexistentes? Se puede disfrutar
cosa mala de una comedia que se basa en el buen rollo y las relaciones
personales entre un grupo de amigos.
Porque es ese grupo lo que
aguanta la serie, y en ésta segunda temporada parece que lleven 8 juntos. Es
tal la complicidad, el buen rollo y lo bien que encaja cada rol en el grupo que
parece que lleven mucho más tiempo de rodaje del que uno esperaría.
Las bromas privadas, el
meterse unos con otros… y lo hace de forma transversal, porque aunque el grueso
del elenco tenga más de 40, ahí está el hijo estudiante, o la joven bala
perdida para compensar y dar algo de contrapunto.
Durante los veintidós capítulos
de la temporada, la trama de fondo está en la relación de Jules y Grayson, y
cómo ésta se va acoplando gradualmente a la pandilla. Pero es una excusa para
verles hacer burradas, jugar a “en la lata” o tener momentos emotivos con una
botella de vino en la mano.
Me ha caído en gracia, qué le
vamos a hacer.
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