La serie que os traigo hoy es
la segunda temporada de una serie que en su momento os comenté que ni fu ni fa,
que no estaba mal, pero que me había dejado bastante frío y a la que veía
bastante lejos de sus dos principales competidoras (Ladrón de Guante Blanco y
el Mentalista). Pero como tampoco hay tantas series decentes y no me había
desagradado, me puse a ver la (más larga) segunda temporada.
En ella seguiremos viendo
exactamente lo mismo: a Castle (el niño grande) y a Becket resolviendo casos de asesinato a cual
más curioso, mientras él se documenta para seguir escribiendo novelas del
personaje que se basa en la inspectora.
La gracia del asunto es que el
nivel medio de los capítulos ha subido bastante, pasando del seis raspadito a
un más que merecido notable. Los guionistas se han puesto las pilas, han sabido
encontrar la química entre la pareja protagonista y han sabido darle espacio al
resto de personajes (no mucho, pero algo) que siguen siendo comparsas, pero al
menos tienen algo de alma (sobre todo la hija y la madre de Castle).
Además, ha habido un puñado de
casos que me han parecido episodios excelentes, así que material del que partir
para la tercera temporada tienen (si quieren seguir mejorando).
No se ha convertido en mi
serie favorita, pero ahora sí que tengo ganas de ver cómo sigue adelante, y qué
nuevas locuras se le ocurrirán al protagonista.
Si os gustan los
procedimentales con un protagonista de personalidad fuerte y ya tenéis al día
las dos series que he mencionado al principio, podéis darle una oportunidad a
ésta, seguro que os gusta.
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