Tras unos cuantos problemas
con la mierda de fibra óptica que me ha puesto telefónica (y que siguen sin
estar solventados) os cuelgo la reseña que debería haber salido ésta mañana
pero que se ha retrasado unas catorce horas.
La reseña en cuestión es sobre
la tercera parte de las aventuras de Indiana Jones, la que lleva el subtítulo
de la Última Cruzada.
Cronológicamente estamos ante
la más moderna de las tras las dos anteriores, en 1938. En ese año Indiana
recibe la noticia de la desaparición de su padre, un reconocido arqueólogo
obsesionado con el Santo Grial.
Pero antes de desaparecer,
dicho buen hombre hizo llegar a su hijo el diario donde compartía todos sus
descubrimientos y pistas para localizar el lugar de reposo de la legendaria
copa.
La película vuelve a las
andadas de lo que fue la primera película, dejando atrás la oscuridad de la
segunda y centrándose de nuevo en la acción la aventuras que tan bien se le dio
en su primera iteración.
Ésta vuelta a los orígenes es
más que evidente en todo el metraje, ofreciendo ahora sí más y mejor,
destacando sobre todo lo demás la incorporación del grandioso Sean Connery como
padre de Indiana Jones. Una incorporación que da nueva vida a la película,
gracias a un actor que se come la pantalla cada vez que aparece y que hace una
gran pareja con nuestro protagonista.
Una trama más redonda, las
pruebas finales, los nazis desatados, el sentido del humor, la búsqueda
arqueológica, la chica… todos los elementos están al máximo nivel que hemos
visto en la saga, siendo para mí la mejor de todas.
Es cierto que no tiene el
encanto algo inocente de la primera, pero como película de acción y aventuras
se sale, siendo un auténtico referente para todo lo que ha venido detrás.
Totalmente imprescindible
Valoración Personal: 9,5.
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