Parece mentira que a la altura
de un octavo tomo (de diez) de una colección, ésta siga consiguiendo
sorprenderme. Y Sandman lo consigue.
Posiblemente no se trate del
mejor tomo de ésta obra, ya que deja de lado las tramas de Sandman y su familia
(en parte) para centrarse en la Posada del Fin de los Mundos, un lugar donde
pueden llegar gentes de distintos mundos cuando algo muy gordo está a punto de
pasar.
En dicha posada asistiremos a
una serie de historias aparentemente inconexas que se cuentan a modo de
entretenimiento para aquellos que han llegado a la posada; historias que
empiezan y acaban en cada capítulo y que pueden contener ellas mismas otras
historias. Así, a modo de muñeca rusa asistiremos a cuentos de todo tipo, con
personajes de distintos lugares y momentos que no parecen tener nada que ver.
Las historias en sí son algo
irregulares, hay algunas simplemente geniales mezcladas con otras algo más
flojillas, pero en conjunto nos dan un tomo coherente y de un gran nivel que
para desmerece el conjunto de la obra. Una obra cuya imprescindibilidad ya
entiendo y que recomiendo desde ya a todo aquél que tenga alguna curiosidad por
leérsela.
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