No puedo creerme que éste sea
el segundo tomo de Bleach que me ha gustado, como si la mierda asquerosa que me
he estado tragando los últimos años se hubiera desvanecido y la cosa volviera a
avanzar hacia algún lugar.
De entrada tenemos el abrupto
final de la invasión Quincy a la Sociedad de Almas, con unas pocas muertes más,
un par de revelaciones y buena acción. Un punto y aparte en la saga de la
invasión que le ha ido muy bien a la historia y que deja las cosas incluso
interesantes.
Y acto seguido la preparación
para el nuevo y ¿definitivo? Upgrade de poder en éste manga, un viaje a una
zona aparentemente inaccesible y un nuevo grupo de personajes para entrenar al
protagonista. Ésta segunda parte también está bien, pero más por recuperar el
humor que caracterizaba a Bleach que otra cosa.
Objetivamente hay que
reconocer que la mayoría de avances en la trama son patilleros a más no poder y
que si le das dos vueltas a cualquiera de las cosas relevantes que pasan no se
sostienen demasiado bien (la “huida” o la división 0 serían dos ejemplos), pero
si consigues abstraerte y disfrutar simplemente de lo que sucede viñeta a
viñeta tenemos un tomo bastante divertido que me deja, de nuevo, con ganas de
más.
Puede ser que Kubo se haya
centrado al saber que tenía un tiempo para desarrollar el final? Esperemos que
sí.
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