Parece mentira que vayamos ya
por la cuarta temporada de ésta serie inglesa que nos narra las andanzas de las
dos clases sociales que viven en la misma clase. Y más teniendo en cuenta que
los ingleses nunca han sido famosos por ceñirse a unos plazos en lo que a
publicación de su ficción se refiere.
Ésta cuarta temporada empieza
justo después del imprescindible especial entre temporadas de la anterior, un
capítulo con un final que nos dejaba con la boca abierta y cuyas consecuencias
no dejan de sentirse en todos y cada uno de los capítulos de ésta temporada.
Y es que cuando un personaje
tan importante para la serie como para la hacienda desaparece, es normal que
los equilibrios de poder entre personajes se muevan, y haya personajes que den
un paso adelante para ocupar el lugar de los desaparecidos.
Por lo demás una temporada
algo más ligera, con la inclusión de la prima joven (y sus escarceos amorosos)
o el ir dejando poco a poco tanta solemnidad atrás que dejan un buen sabor de
boca, pero con la sensación de haber asistido a una temporada hecha con la
directa: sin demasiado esfuerzo.
Es cierto que nadie le pide a
Downton Abbey un gran esfuerzo por renovarse, pero al menos sí que esperaba que
fuera un paso más allá del culebrón y nos mostrara cosas nuevas (no valen ni
violaciones, ni embarazos no deseados, ni escuela de cocina, ni negros; todo
son elementos que siguen en la línea de lo que veníamos viendo).
He echado de menos algún
revolcón de esos que le pega la historia a Inglaterra de vez en cuando, o que
acabara con el inicio de la segunda guerra mundial, el ascenso de los nazis… no
sé, algo más de fondo.
Y dicho lo cual me como mis
palabras y reconozco que sigue siendo una serie muy bien hecha, que pese a ser
siempre más de lo mismo te engancha como pocas y te sabe a poco en su corta
extensión.
Gran serie, decente temporada
(dentro del nivel general) y recomendación obligatoria a poco que os vayan las
historias de época o los culebrones hechos con gusto.
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