Por si no lo sabíais, en su
momento jugué a baloncesto (prácticamente veinte años), así que no es de
extrañar que sienta cierta atracción hacia las películas que tratan dicho
deporte. Y si encima el protagonista es Samuel L. Jackson, pues no tengo
excusa.
Entrenador Carter es la típica
película biográfica en la que un antiguo jugador de un instituto de mala muerte
se hace cargo del equipo con tal de enderezar a unos chicos bastante
problemáticos. Un entrenador que prima el futuro de los chicos por encima de
los resultados en el campo.
Inicios duros, chavales
rebeldes, escenas de solidaridad, hermandad cuando las cosas empiezan a ir bien…
nada nuevo bajo el sol que no hayamos visto en mil películas americanas del
estilo.
Lo mejor? La figura de Samuel
L. Jackson, que llena la pantalla cada vez que aparece y que construye un
personaje muy interesante, el auténtico motor de la película.
Porque cuando la cosa va a los
problemas de los chicos, la verdad es que cae bastante, y desgraciadamente
tenemos tramas que rompen el ritmo de la película y que suprimidas hubieran
dado como resultado un producto mucho más recomendable (además de disminuir la
exagerada duración de la película para el género que es).
Así, tenemos todo lo que tiene
que ver con el entrenador y el baloncesto por un lado: valores, esfuerzo,
intensidad… vamos, que da gusto verlo. Mientras que del otro tenemos a un grupo
de actores jóvenes sin demasiado talento que hace lo que puede y que sale
demasiado.
Personalmente se me ha quedado
por debajo de las expectativas, todo el trozo que ya he indicado que sobra hace
que salga de ella (mirando el móvil o distrayéndome con cualquier otra cosa), y
es una lástima, porque si lo suprimes te queda una peli de ocho. Previsible?
Sí. Pero qué esperamos de un metraje de éste género.
Si queréis ver algo centrado
en el mundo del baloncesto os recomiendo Hoosiers, y sólo os diría de ver
Entrenador Carter si sois muy fans de Samuel L. Jackson.
Valoración Personal: 6,5.
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