Hacía tiempo que no me leía (y
comentaba) dos novedades (al menos para mí) de forma consecutiva, así que estoy
contento de poder hablaros hoy del quinceavo tomo de Nura, el Señor de los
Yokai.
Lo primero que me ha llamado
la atención ha sido que no estaba perdido en ningún momento, recordaba quién
era quién y porqué estaba allí. Puede parecer una tontería, pero cuando hace
tanto desde el tomo anterior a veces cuesta centrarse en la historia y uno
queda un poco descolocado.
El tomo nos da más de lo mismo
de lo que venía dando últimamente: el combate entre las fuerzas del
protagonista y las de la mala de ésta larga saga. Y lo mejor es que los
combates secundarios se dejan de lado y la cosa se centra mucho en el combate
entre los dos personajes que importan, aunque no paren de aparecer extras.
Éste tomo es un shonen de
manual, con combate principal y un montón de secundarios mirando, con el
añadido de ver mucho de la cultura yokai japonesa, que tan ajena nos es aquí.
Lo del ser súper poderoso que está apareciendo queda en un segundo plano, y ya
no hablemos de la insinuación de un poder mayor que está detrás de todo… muy
manido todo.
Una cosa que no me ha gustado
ha sido el tema de los poderes, principalmente porque no me han quedado claras
las normas aún, y no paro de tener la sensación de que el autor va improvisando
sobre la marcha, añadiendo poderes según convenga, y eso confunde. Eso sí, los
diseños de dichos poderes están muy trabajados y le dan ese punto de molonidad
a la obra del que hasta ahora carecía.
En general un tomo
entretenido, que no aporta prácticamente nada pero que al menos cumple y no se
hace pesado.
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